Respirar no de debería ser un lujo

Una tecnología limpia para un problema sucio.

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En YZ HUB exploramos cómo la innovación, los datos y el diseño pueden ayudarnos a crear entornos más saludables. En esta ocasión, abordamos el desafío de la calidad del aire interior (CAI) junto a Laudelino Javier Sánchez de León Linares, de la empresa Air Quality Prosescan, para analizar cómo la tecnología puede transformar los espacios que habitamos, empezando por algo tan básico (y tan olvidado) como el aire.

El aire, ese gran invisible.

En viviendas y edificios, la calidad del aire raramente se monitoriza, salvo que persigamos una certificación ambiental o haya algún caso grave de alergias. Y sin embargo, el aire que respiramos está cargado de contaminante sin visibles: partículas finas, COVs, virus, bacterias, olores persistentes, cargas electrostáticas, y sí, formaldehído, ese invitado tóxico que encontramos en muebles, pinturas o componentes electrónicos.

Casi todo lleva formaldehído. Casi todo.

Bioelectricidad inspirada en la naturaleza.

La solución propuesta en YZ HUB combina diseño, tecnología y ciencia. A través de un sistema de ionización bipolar suave instalado en la red de ventilación, se genera una carga eléctrica muy similar a la que se da de forma natural en cascadas, lluvias o bosques. Este fenómeno bioeléctrico permite:

  • Cargar eléctricamente moléculas de oxígeno.
  • Aglutinar partículas en suspensión.
  • Romper las capas lipídicas de virus y bacterias.
  • Disociar los COVs y neutralizar su efecto.
  • Eliminar olores persistentes en el ambiente.

Y todo esto, con un consumo de apenas 8 W, sin necesidad de filtros ni consumibles, y con un sistema auto-limpiante cada 24horas. Literalmente, un sistema que mejora la calidad del aire sin hacer ruido, sin pedir atención y sin ocupar espacio.

Lo técnico, lo tangible.

Desde un punto de vista arquitectónico, la instalación es transversal: se adapta tanto a sistemas de ventilación nuevos como existentes, no implica pérdidas de carga y su integración se puede realizar en el propio conducto de impulsión, justo después del filtrado.

El resultado es un sistema 360º que limpia allá donde el aire circule. Una solución inteligente y realista para edificios que buscan salud ambiental sin complicaciones, incluso cuando el estándar técnico no obliga a ello. Más allá de los datos, la experiencia personal de Laudelino, asmático y alérgico crónico, es reveladora:

Aquí tenemos ionización y literalmente noto mejoría. No me falta el aire.

En un contexto donde la tecnología muchas veces se asocia a control o a espectáculo, aquí hablamos de una mejora concreta del confort fisiológico. Porque sí, respirar sin toser ni lagrimear debería ser parte del mínimo vital en cualquier arquitectura del siglo XXI.

Una tecnología limpia para un problema sucio.

¿Estamos diseñando espacios que cuidan de quienes los habitan o solo resolviendo problemas visibles? La calidad del aire no se ve, no se oye… pero te puede provocar fatiga, irritación, alergia o, a largo plazo, algo mucho peor. Y no, abrir la ventana no siempre sirve: muchas partículas, como explica Laudelino, tienen un equilibrio aerodinámico tan estable que ni el viento se las lleva.

Así que la próxima vez que entres en una vivienda y digas “aquí huele a cerrado”, recuerda que eso también es diseño. Malo, pero diseño.

YZ HUB apuesta por entornos donde la tecnología se pone al servicio de la salud, no del espectáculo. Donde respirar bien es parte del proyecto, no un extra opcional. Porque la arquitectura también se respira. ¿Quieres que el aire de tu proyecto también tenga calidad, aunque no lo puedas fotografiar para Instagram?

Hablemos.

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